Para muchas mujeres la celulitis supone una gran preocupación. Por eso, cada vez son más los centros de estética que ofertan la cavitación ultrasónica como un tratamiento para reducir la grasa localizada en el cuerpo y la celulitis. Con el paso del tiempo ha adquirido un gran prestigio y se considera ya una alternativa real a la liposucción quirúrgica, no solo por precio sino también por efectividad, tal como indica la mayoría de los pacientes que se han sometido a un tratamiento de este tipo. Gracias a la cavitación, se consiguen resultados semejantes de pérdidas de grasa sin necesidad de cirugía.
Pero, ¿en qué consiste la cavitación? La cavitación es un tratamiento no invasivo que permite combatir la grasa acumulada en el cuerpo que no podido ser eliminada con ejercicio o dieta. Si se aplica correctamente y por los profesionales indicados, la cavitación puede resultar un tratamiento adelgazante muy efectivo, siempre y cuando se sigan sencillas pautas alimenticias y de ligero ejercicio complementarias. Consiste en la generación de forma controlada de pequeñas burbujas que destruyen las células grasas sin dañar el sistema sanguíneo. Este proceso se realiza mediante un aparato con un gel especial y siguiendo movimientos circulares por la zona del cuerpo donde se encuentre el cúmulo de grasa.
De esta manera, la grasa se transforma en líquido y puede eliminarse de nuestro cuerpo a través de la orina. Asimismo, gracias a la cavitación ultrasónica, la piel se reafirma y se obtiene mayor elasticidad, siendo un tratamiento eficaz no solo para combatir la grasa y la celulitis, sino también para acabar con la flacidez cutánea.
En la Clínica Menorca han incorporado recientemente la cavitación a su plataforma de tratamientos corporales. Desde la primera sesión, podrás obtener fantásticos resultados en la zona del cuerpo donde tengas más grasa acumulada, como pueden ser el abdomen, los glúteos, la cara interna y externa de los muslos y las rodillas. Con un tratamiento bien realizado y personalizado, se reduce de 2 a 4 cm en la primera sesión. Otras de las ventajas de la cavitación son las siguientes: disminución del tejido adiposo, mejora de la circulación, eliminación de toxinas, regulación del tránsito intestinal y restauración del colágeno.
Antes de someterte a un tratamiento de cavitación, es importante que te informes bien sobre qué es la cavitación y cómo funciona. Déjate asesorar por especialistas, sigue una dieta equilibrada y practica algo de deporte cada semana para obtener mejores resultados. Recuerda beber cerca de dos litros de agua al día, sobre todo antes del tratamiento, y adopta hábitos de vida saludables. La cavitación no está recomendada a personas con enfermedades crónicas, hepáticas y renales, cutáneas, mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, cuadros febriles y personas con implantes metálicos y marcapasos.